SERMON 47 La tradición de los hombres vs. Los mandamientos de Dios (Mateo 15:1-9)
Tema:
La tradición de los hombres vs. Los mandamientos de Dios (Mateo 15:1-9)
Estructura del sermón:
Exégesis del texto
El texto de Mateo 15:1-9 informa una confrontación entre Jesús y los fariseos
y escribas sobre la cuestión de la tradición religiosa versus los mandamientos
de Dios. Los fariseos y escribas critican a Jesús y sus discípulos por no seguir
la tradición de lavarse las manos antes de comer, que era una práctica
religiosa de los líderes religiosos de la época. Jesús responde a esta crítica
destacando que estaban más preocupados por las tradiciones humanas que
por los mandamientos de Dios. Cita al profeta Isaías para mostrar cómo su
hipocresía era evidente, ya que honraban a Dios con sus labios, pero su
corazón estaba lejos de Él.
Introducción
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy exploraremos una poderosa
enseñanza de Jesús sobre la diferencia entre la tradición de los hombres y los
mandamientos de Dios. Este enfrentamiento entre Jesús y los fariseos y
escribas, registrado en Mateo 15:1-9, nos lleva a reflexionar sobre la
importancia de que nuestro culto se base en la verdadera obediencia a los
mandamientos divinos, en lugar de la mera observancia de las tradiciones
humanas.
Imagínese la escena: los fariseos y los escribas, líderes religiosos respetados,
confrontan a Jesús y sus discípulos por no seguir una tradición religiosa
específica, el ritual del lavado de manos antes de comer.
Jesús les responde con palabras que resuenan hasta el día de hoy, revelando
que la verdadera adoración no es sólo externa, sino que proviene del corazón.
En este sermón, exploraremos cómo podemos aplicar esta enseñanza de Jesús
a nuestras propias vidas. Veremos cómo la tradición religiosa, cuando se
desconecta del corazón vuelto hacia Dios y de la obediencia a Sus
mandamientos, puede volverse vacía e hipócrita.
Desarrollo del sermón
I. La crítica de los fariseos y escribas (Mateo 15:1-2)
a) La tradición del lavado de manos - Mateo 15:2a: "¿Por qué tus
discípulos transgreden la tradición de los mayores?"
b) Crítica a los discípulos de Jesús - Mateo 15:2b: "...porque no se lavan
las manos cuando comen pan."
c) La diferencia entre tradición y mandamiento - Explicación: Los
fariseos y los escribas estaban más preocupados por observar las
tradiciones humanas que por la obediencia a los mandamientos de Dios.
II. La respuesta de Jesús (Mateo 15:3-6)
a) Jesús cita el ejemplo de honrar al padre y a la madre - Mateo 15:4a:
"Porque Dios mandó, diciendo: Honra a tu padre y a tu madre..."
b) Crítica a la hipocresía de los líderes religiosos - Mateo 15:7-9:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo: Este pueblo me
honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí".
c) La importancia de un corazón hacia Dios - Explicación: Jesús enfatiza
que la verdadera adoración implica un corazón sincero hacia Dios, no
solo la observancia exterior de las tradiciones.
III. La aplicación a nuestras vidas (Mateo 15:8-9)
a) La necesidad de evaluar nuestra adoración - Mateo 15:8: "Este pueblo
me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí".
b) El peligro de la hipocresía religiosa - Mateo 15:9: "Pero en vano me
honran, enseñando doctrinas que son preceptos de hombres".
c) La importancia de una fe genuina y obediente - Debemos evaluar si
nuestra adoración es genuina, basada en la obediencia a los
mandamientos de Dios y el amor por Él, en lugar de seguir ciegamente
las tradiciones humanas.
Conclusión
Amados, la enseñanza de Jesús sobre la tradición de los hombres versus los
mandamientos de Dios es un llamado a una reflexión profunda en nuestras
vidas. Es fácil caer en la trampa de la religiosidad vacía, donde honramos a
Dios con nuestros labios, pero nuestro corazón está lejos de Él. Debemos
recordar que la verdadera adoración implica un corazón sincero, una
obediencia gozosa a los mandamientos de Dios y una relación profunda con
nuestro Creador. Es un culto que se origina en el corazón y permea todos los
ámbitos de nuestra vida. Que podamos evaluar nuestra propia adoración y
esforzarnos por vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios, buscando
honrarlo no sólo con nuestros labios sino con toda nuestra vida. Que nuestra
fe sea genuina y nuestra obediencia sincera. En el nombre de Jesús, amén.
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