SERMON 43 El tesoro escondido y la perla de gran precio (Mateo 13:44-46)

 Tema:

El tesoro escondido y la perla de gran precio (Mateo 13:44-46)


Exégesis del texto

Los versículos de Mateo 13:44-46 contienen dos breves parábolas que Jesúsu só para enseñar sobre el valor del Reino de los Cielos. 

En la primerap arábola, habla de un hombre que encuentra un tesoro escondido en un campo y, en su alegría, vende todo lo que tiene para adquirir el campo.


 En la segunda parábola, Jesús describe a un comerciante que busca perlas preciosasy, cuando encuentra una de gran valor, vende todas sus perlas para adquirirla.

Ambas parábolas enfatizan el valor incomparable del Reino de los Cielos y la voluntad de renunciar a todo para obtenerlo.


Introducción

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy exploraremos dos breves pero profundas parábolas de Jesús que se encuentran en Mateo 13:44-46:

 la parábola del tesoro escondido y la parábola de la perla de gran precio.


 En estas historias, Jesús nos revela la inmensurable preciosidad del Reino de los Cielos. 

En la primera parábola nos encontramos con un hombre que al descubrir un tesoro escondido en un campo, vende todo lo que tiene para adquirir ese campo. 

En el segundo, un comerciante de perlas encuentra una perla de inmenso valor y hace lo mismo, vendiendo todas sus demás perlas.

Ambas parábolas nos enseñan sobre la búsqueda incansable de algo de inestimable valor. A lo largo de este sermón, profundizaremos en el significado espiritual de estas parábolas y cómo se relacionan con nuestras vidas como seguidores de Jesús. 

Veremos que el Reino de los Cielos es el tesoro y la perla de valor infinito, y que vale la pena sacrificarlo todo para obtenerlo.



Desarrollo del sermón


I. La parábola del tesoro escondido (Mateo 13:44)

a) Encontrar el tesoro (Mateo 13:44a) Explicación: Un hombre encuentra un tesoro escondido en un campo.

b) Alegría y decisión (Mateo 13:44b) El hombre vende todo lo que tiene con alegría para adquirir el campo.

c) El Reino de los Cielos como tesoro (Mateo 13:44c) El tesoro representa el Reino de los Cielos, el cual es de valor inestimable.

d) El sacrificio por el Reino (Lucas 14:33) Jesús enseña sobre la necesidad de sacrificarlo todo para seguir el Reino de los Cielos.


II. La parábola de la perla de gran precio (Mateo 13:45-46)

a) El comerciante de perlas (Mateo 13:45a) Un comerciante busca perlas

preciosas.

b) El descubrimiento de la perla de gran precio (Mateo 13:45b) Cuando

encuentra una perla de gran precio, vende todas las demás perlas.

c) El Reino de los Cielos como la Perla (Mateo 13:45c) La perla de gran

precio representa el Reino de los Cielos, que es incomparable.

d) La prioridad del Reino (Mateo 6:33) Jesús nos exhorta a buscar primero

el Reino de los Cielos en nuestras vidas.


III. Implicaciones prácticas de las parábolas

a) Valorar el Reino de los Cielos (Filipenses 3:8) Debemos considerar el

Reino de los Cielos como nuestra mayor riqueza y prioridad.

b) Renuncia y sacrificio (Lucas 9:23) Jesús nos llama a renunciar a todo

y seguirlo para obtener el Reino.


c) La Búsqueda Constante (Proverbios 2:4-5) Debemos buscar

diligentemente la comprensión espiritual y el Reino de los Cielos.

d) El valor de la decisión (Lucas 15:7) El cielo se alegra cuando un alma

elige el Reino de Dios.


Conclusión

Amados, las parábolas del tesoro escondido y de la perla de gran precio nos

muestran la preciosidad incomparable del Reino de los Cielos. Así como el

hombre vendió todo gustosamente para adquirir el campo con el tesoro y el

comerciante de perlas vendió todas las demás perlas para obtener la perla de

gran precio, nosotros estamos llamados a valorar el Reino de Dios por encima

de todas las cosas. Debemos estar dispuestos a sacrificar cualquier cosa que

pueda impedirnos seguir al Señor y buscar diligentemente Su Reino. Esto

significa poner el Reino de los Cielos como nuestra máxima prioridad,

valorándolo más que cualquier riqueza o placer en este mundo. Que nuestras

vidas sean testigos de la sabia elección de buscar y valorar el Reino de los

Cielos. Que estemos dispuestos a sacrificarlo todo, sabiendo que el Reino de

Dios es un tesoro y una perla de inestimable valor. Que, al hacerlo,

experimentemos la alegría y la plenitud que sólo el Reino de los Cielos puede

ofrecer. En el nombre de Jesús, amén.

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